Estos murales son una de las joyas que, afortunadamente, conservamos en Burgos. Tienen una gran importancia histórica y artística. Dicha obra se le encomendó a Vela Zanetti con el fin de representar al personaje más insigne de la historia burgalesa: Rodrigo Díaz de Vivar, en uno de los pasajes de mayor relevancia de la historia del Cid. Para realizarlo, Zanetti hizo un meticuloso estudio, con tal dedicación que diseñó centenares de bocetos hasta dar con el apropiado. La altura y la forma determinaron abordar el tema en diferentes escenas individualizadas que, no obstante, permitieron representar al conjunto. En el mural de la batalla, se enfrentan los bandos cristianos y musulmanes. El Cid representa el coraje y la rebeldía ante la injusticia, encarna los ideales del hombre. Finalmente, se muestra triunfante, blandiendo su espada con la mano derecha y sosteniendo su escudo con la izquierda. Es el único que permanece en pie, solo.
Emplea colores sombríos en el paisaje, siendo irrealista, en el centro del cuadro se sitúa el Cid, con expresión confiada, de liderazgo y un carisma único. Se reflejan las consecuencias de la guerra, representadas por un hombre abatido por el Cid.
Para saber más acerca de los murales debemos conocer al autor. Un gran artista figurativo, que plasma en sus obras la dignidad del hombre, su vida y su obra son reflejo de las tensiones vitales y artísticas de ese siglo. Nació en Burgos, hijo de padre republicano y madre de origen italiano. Viajó a Florencia para estudiar los maestros del Renacimiento y allí visitó frecuentemente frescos románicos de la Real Colegiata de San Isidoro. Estas visitas le inspiraron para crear sus murales. Su capacidad de trabajo llamó enseguida la atención de arquitectos y constructores, que le ofrecen muros en los que plasmar sus obras. Fue reconocido con Honoris Causa por su trabajo y en su discurso dijo una de sus frases más celebres: Ahora siento, como jamás lo sentí, que las palabras de Virgilio tienen sentido: 'La primera muerte es perder la patria, las otras ya no tienen importancia. Voy hacia mis muertes sucesivas, mis deseadas, mis necesarias muertes de cada día, sin las cuales no hay vida posible y completa."
Los murales de la Batalla y el Destierro son obras fundamentales en su trayectoria.
En el mural del Destierro, describe el pasaje en el que el Cid es desterrado por el Rey Alfonso, al ser acusado de guardarse los tributos de los reyes de Andalucía, pudo ser una falacia de sus envidiosos para verle caer. El Cid parte de Vivar, hambriento y sin dinero, y nadie le podía ayudar, ya que el rey lo castigaría. Realiza el trayecto acompañado de sus leales caballeros. Llega hasta Burgos para dejar a su mujer y a sus hijos en un monasterio, para partir hacia Cerdeña, allí se abastece de oro y conquista los territorios ocupados por musulmanes. De esa forma recupera el orgullo perdido. Este mural plasma la batalla del Cid y sus vasallos por recuperar los territorios.
Carlos Sanjuán y Luis Pascual
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